lunes, 21 de septiembre de 2020

Reseña: Micosis, de Enerio Dima

La palabra "Reseña" está escrita en lavanda en la esquina superior izquierda, sobre un fondo de libros en estanterías en escala de grises con tonos violetas. En el centro hay un libro abierto, encima del cual se lee el título "Micosis" en falsa caligrafía negra.

Ficha técnica:


Título:
 Micosis
Autora: Enerio Dima
Editorial: Cerbero
Año de publicación: 2018
Páginas: 262
Género: Terror, Novela corta
Sinopsis: Marga es invisible. Su trabajo se desarrolla en el edificio Cónsul, donde los oficinistas vienen y van a su alrededor sin detenerse a mirarla. Como ella lo ve, eso tiene sus ventajas. Nadie puede dañar a una mujer invisible. Sin embargo, su ordenado mundo está empezando a cambiar a peor. Su exmarido sigue racaneándole la pensión de sus hijos, su jefe sigue avasallándola y parece que hay una enfermedad, la micosis violenta, propagándose a sus anchas. Pero eso no puede pasar aquí, ¿verdad?, piensa Marga. Eso es algo que ocurre en las grandes capitales, en las películas. Eso es algo que no le ocurre a la gente invisible. ¿Verdad?



Reseña:


Enerio Dima es abogada, escritora e ilustradora, además de formar parte del equipo de La Nave Invisible. Su primera obra publicada fue la novela La Reina de Amron con la editorial Atlantis, en 2010. Publicó sus primeros relatos bajo el apodo Enerio Dima en 2017, tanto en las antologías Grimorio 13: Antología de fantasía oscura española (Carlinga Ediciones) y No son molinos: antología de cachava y boina (Editorial Cerbero), además del relato autopublicado El cuento de Gloria. Su primera novela corta fue Micosis, que es parte de la Colección Tíndalos de Editorial Cerbero.

Micosis es una alegoría de la depresión y la ansiedad, como confirmó la autora en esta entrevista. Por lo tanto, me gustaría especificar algo que está implícito en la sinopsis: las advertencias de contenido. Esta historia contiene triggers de depresión, ansiedad, autolesiones, pandemia y fluidos corporales. La novela, además, fue nominada a la categoría de Mejor Novela Corta de los VI Premios Guillermo de Baskerville.

El estilo de Enerio Dima es un interesante compromiso entre cercano y elegante, diario y elaborado, que le queda genial a esta novela corta. Es un estilo que no te deja huir, no te deja alejarte y no te deja respirar, que es exactamente lo que esta obra necesitaba: absorberte y transmitirte toda esa angustia, ansiedad y hasta pánico. Es una magnífica obra de terror, centrada en la psique de nuestra protagonista, Marga, que hasta me hizo llorar en alguna ocasión. También es algo que no recomendaría hasta haber pasado muy de largo la situación actual, porque había ocasiones en las que, simplemente, era demasiado.

La historia se centra en Marga, una mujer de la limpieza, madre soltera de dos niños tras el divorcio. Los temas reales de esta obra estarán relacionados con la vida de Marga: el clasismo, el capitalismo neoliberal, el machismo y todas estas situaciones diarias que afectan a las más mínimas decisiones de una. Su crítica social es clara, relevante, contundente y un ejemplo de cómo se puede hacer ficción especulativa de gran calidad y con denuncia social a la vez.

No quiero decir mucho más del libro, puesto que al ser novela corta es difícil no contar de más. Pero sí que me gustaría saber vuestras opiniones. ¿Lo habéis leído? ¿Lo conocíais?

lunes, 14 de septiembre de 2020

Artículo: La edición del diario de Virginia Woolf

Artículo: La edición del Diario de Virginia Woolf


¿Quién querrías que se encargara de la edición y publicación de tu diario cuando te murieras?


Esta pregunta lleva rondándome desde que leí Diario de una escritora (A Writer's Diary en inglés), de Virginia Woolf. Este diario, que reseñé aquí, fue publicado a título póstumo por su marido y editor, Leonard Woolf, en 1953. Esta edición elimina todo aquello que Leonard consideró "superfluo" y "privado" de sus documentos, dejándonos sólo con el esqueleto: desde el 4 de agosto de 1918 hasta el 8 de marzo de 1941 (20 días antes de su suicidio), recopila aquellas partes de su diario enfocadas a la creación literaria de la escritora: el proceso de planificación de nuevas obras, análisis literarios de sus lecturas, comentarios sobre sus proyectos de escritura, conversaciones con autores y editores de su círculo social... Dejando de lado todos aquellos elementos más personales, que pueden leerse, en inglés, en una edición íntegra en cinco volúmenes.

Sin embargo, es imposible no preguntarse: ¿cuál es el criterio que delimita qué es personal de qué es parte del proceso literario? Como escritora, no puedo evitar sentir que en algunos casos hasta los elementos más triviales de mi día a día podrían ser fuertes influencias en mi obra. Pero pongamos ejemplos.

En la obra presente no se narra el proceso de redacción de Una habitación propia (A Room of One's Own, 1929), el ensayo sobre ficción y mujeres que la aclamó como una de las grandes feministas de su época (y que reseñé aquí). Woolf menciona haber ido a una de las dos charlas que motivaron este ensayo, menciona la necesidad de cohesionar su contenido y su estructura... Y no se vuelve a mencionar hasta que ya ha sido publicado, mencionando ventas, números y fama. Son este tipo de situaciones en las que una se pregunta ¿a qué viene esa omisión? ¿Sería la propia Woolf, que se olvidaría de escribirlo? ¿O fue Leonard el que cortó esa información?

Carátula de Orlando, de Virginia Woolf
Tristemente, hay más ejemplos. Cuando leí los apartados de 1928 y 1929, esperaba encontrarme el germen de su feminismo, de sus ideas. Menciones a sus charlas, a Vita Sackville-West, su compañera sentimental de la época y presente, precisamente, en una de dichas charlas. Pero, sin embargo, no existen. Apenas salen referencias a Sackville-West, incluso en la época anterior de redacción y corrección de Orlando: una biografía (Orlando: A Biography, 1928), la novela inspirada en Sackville-West que ha sido considerada la mayor obra sáfica de la autora.

Estas omisiones me llevan a preguntarme: ¿Dónde está el límite entre lo literario y lo personal? ¿Acaso su opinión feminista no es relevante a su escritura? ¿Acaso no era importante su identidad como mujer bisexual?

Por supuesto, aquí puede haber dos respuestas. La primera, la obvia, es que esta es una obra centrada en lo estrictamente literario. Se habla del proceso de escritura (¡oh, Virginia, cómo entiendo no querer escribir ciertas escenas pese a haberlas planificado tú misma!), del proceso de corrección y edición, de la publicación, de ventas y fama. También se habla de literatura: Woolf planificaba al dedillo sus lecturas y mantenía su diario actualizado con ellas y con sus análisis y críticas.

Esta es la parte interesante de sus diarios: la literatura. Eso es precisamente lo que nos indica su esposo en la introducción y, realmente, no puedo estar más de acuerdo. De la selección, es ciertamente lo más interesante. ¿De la selección? De la selección. Porque, pese a que parezca que va a ser la totalidad del contenido de la obra, no lo es. Leonard decide introducir escenas del día a día que Woolf relató en su diario: interacciones sociales, el eclipse solar de 1927, paseos con Leonard Woolf... Y dudo, pongo tres puntos al estilo de Woolf en Tres Guineas (Three Guineas, 1938), que reseñé aquí. Porque he llegado a mi problema principal: Leonard Woolf.

Carátula de Una habitación propia, de Virginia Woolf
Vosotros, ¿en quién confiaríais para que hiciera una selección de vuestros diarios personales para publicación? Woolf, en un extracto que se conserva en esta selección, menciona confiar en su esposo, Leonard Woolf. Esposo y editor de la autora en la imprenta que crearon conjuntamente, la Hogwarth Press, también fue autor de algunas obras propias. La relación entre Leonard y Virginia Woolf era una relación abierta en la que, según se dice, él apreciaba a su esposa y aceptaba que esta tuviera amantes femeninas sin necesidad de esconderse.

Pero, ¿hasta qué punto podemos fiarnos de la selección de Leonard? Quizá en los 1920s, cuando Virginia Woolf dejó constancia de fiarse de él, habría sido una buena idea. Pero, en 1953, más de diez años tras el suicidio de su esposa, claramente había elementos que habían afectado al progreso personal de Leonard, no sólo por su historial depresivo y sus vivencias como judío. Y, por eso, he llegado a la conclusión de que sí, claramente la obra de Virginia Woolf está claramente marcada por su feminismo y por su bisexualidad, su diario siendo una de estas obras. Pero el diario ha sido editado.

Por supuesto, sin haber leído los 5 tomos íntegros de sus diarios desde 1915 hasta 1941 es imposible afirmar que se trata de un problema de la edición de Diario de una escritora en particular. Podría ser la propia Woolf omitiendo ciertos detalles de sus diarios. Pero ella misma dice en su diario que ella escribe para sí misma, sin editar, sin trabajar la forma, porque esa es la función de un diario... Sí, parece ser un problema de la selección. Y volvemos a la pregunta: ¿Es Leonard el problema?

Realmente, no tengo respuesta a esa pregunta. Tengo apuntes, ideas, conjeturas. Pero sí que tengo respuesta a la pregunta real: Virginia Woolf confiaba en él, pero el resultado no es satisfactorio. Leer sus problemas de ansiedad y de depresión, su síndrome del impostor, sus esfuerzos... Su diario resuena profundamente conmigo y, creo, con el resto de escritoras, noveles o profesionales, que existen. Observar su método, su análisis literario, sus infinitas correcciones en pos de la obra perfecta, es un conocimiento que nadie podrá quitarme. Pero la creación no existe en un vacío.

Su diario es una obra profundamente marcada por el género de Woolf. Y, sin embargo, no es una obra que trate el tema del género. Leyendo otras de sus obras surgía la imagen de una mujer feminista, escritora y editora, educada y de clase alta. Una mujer que traía temas nuevos al feminismo, que no era perfecta pero que trataba temas de la posición de la mujer en la sociedad y de safismo. Leyendo esta versión de su diario, casi parece otra persona. La obra trata, casi en un 90% de su totalidad, de qué autores (masculinos) leía, de qué libros escribía y cómo, y de con qué autores (masculinos) hablaba Woolf. Claramente, Leonard entiende que la creación no existe en un vacío.

Carátula de Tres Guineas, de Virginia Woolf
Y, sin embargo, hay elementos que elimina. Se mantienen sus procesos de escritura y re-escritura, sus quejas sobre escribir por encargo, sus esfuerzos por encontrar un equilibrio entre ficción y no-ficción y sus periplos escritoriles, punteados siempre por su trastorno bipolar, su depresión y el resto de sus problemas de salud. Podemos observar cómo las enfermedades, su círculo literario masculino y su esposo afectan a su vida y a su escritura. Pero no podemos ver cómo los referentes literarios femeninos (que menciona en Tres Guineas, por ejemplo), su círculo literario femenino o sus amantes mujeres son también partes de su vida y su escritura.

Creo que, a estas alturas del artículo, está bastante claro cuál es mi problema con esta obra. Creo que, también, es difícil criticar y culpabilizar. El mundo de 1953 era muy diferente al mundo de 1929, y cosas que a Woolf se le habrían permitido en su época quizá habrían imposibilitado la publicación de su diario tras su muerte. Por otro lado, Leonard claramente fue el gran beneficiario de esta edición. Realmente no puedo aportar una conclusión acerca del diario de Woolf, así que creo que es hora de volver a nuestra cuestión principal.


Personalmente, yo creo que yo no le dejaría a nadie mis diarios. En lugar de esperar a que mi esposo haga una selección razonable y luego queme los originales (parte de la petición original de Woolf y que, sabemos, no se cumplió), me voy a limitar a no escribir diarios. Porque, la verdad, no me fiaría de nadie. ¿Y vosotras?